Revelan nuevos detalles sobre escándalo olímpico entre Zola Budd y Mary Decker

La estrella del atletismo Zoila Budd estuvo a punto de coronarse como la mejor del mundo. Solamente tenía que ir delante de su rival, la estadounidense Mary Decker. Pero algo inesperado sucedió convirtiendo aquel evento olímpico en uno de los más polémicos de la historia.Todavía hoy siguen saliendo a la luz detalles acerca de realmente pasó ese día.

Caída inesperada

Era la carrera final de los 3.000 metros femeninos. Zola corrió a toda velocidad y al pasar a Mary, esta cayó al suelo. Sucedió tan rápido que el público de Los Ángeles no pudo determinar si se trató de un accidente. Lo único que captó fue la histórica caída de la estadounidense, quien quedó fuera de la competición. Budd tuvo que esforzarse para ser escuchada.

Reputación como corredora

¿Fue ese el final de su carrera? Antes del incidente, la sudafricana tenía una buena reputación como corredora. Destacaba en todas partes aunque no era muy atlética. Comenzó a probar la pista siguiendo los pasos de su hermana mayor, Jenny.

Correr descalza

Zola se distinguía de las demás atletas en su estilo por correr descalza. De niña, tampoco usaba zapatos para practicar en su ciudad natal, Bloemfontein. Tan pronto demostró tener esa habilidad, encontró quien la entrenara. Entretanto, Jenny se dedicó a la enfermería. Se veían poco debido a que el horario de ambas no coincidía.

Pérdida significativa

Fue la muerte de su hermana lo que la animó a continuar en el atletismo. En 1980, Jenny se sometió a un tratamiento por melanoma y no se le permitió visitarla en el hospital. Contaba apenas con 14 años y su familia prefirió que no lo hiciera. Para ella, fue una pérdida devastadora.

Nuevo impulso

Entonces, empezó a ejercitarse todos los días a las 4:45 de la mañana para tratar de aliviar su dolor. Después del colegio, corría dos horas más. Gracias a su dedicación, ganó por primera vez en una carrera de 4 mil metros, en la que había competido antes. De ese modo, comenzó a impulsar su carrera..

Récord 5K

A partir de ese momento, Zola siguió ganando. Batió un nuevo récord femenino de 15:01.83 al correr 5.000 metros. Eso hizo que se diera cuenta que no lo hacia mal y que la prensa internacional se fijara en ella.

Triunfo no reconocido

La prensa reseñó como increíble el hecho de que una adolescente sin zapatos hubiera llegado tan lejos. Sin embargo, esa hazaña no fue reconocida como oficial. Pues, debido a su política de apartheid, Sudáfrica tenía prohibido competir.

Oportunidad internacional

El periódico británico Daily Mail se interesó en la atleta. Y, a cambio de los derechos sobre la historia de su vida, la ayudó a conseguir un pasaporte de esa nacionalidad. Con ese documento, no tendría problemas para competir en los Juegos Olímpicos, el evento deportivo más grande a nivel mundial.

Rechazo colectivo

El entusiasmo de la joven por competir no fue compartido por mucha gente. De hecho, hubo quien reclamó a Inglaterra por su candidatura. Por ser una sudafricana blanca, se le relacionaba con la parte excepcional y racista de su país natal. Por lo tanto, creían que no merecía correr junto a los demás atletas.

Desinformación

En conversación con un reportero, Zola Budd comentó que no supo de la existencia de Nelson Mandela hasta 1984 cuando llegó a Londres. Su familia la crió sin decirle lo que pasaba. Solamente conocía la versión reseñada por los medios sobre el supuesto colapso de la economía de no existir el apartheid. Más tarde, se dio cuenta de que no era cierto.

Conociendo a su oponente

Pese a las protestas se mantuvo firme. Participó en una carrera de 3.000 metros y obtuvo la clasificación para los Juegos Olímpicos. En poco tiempo, estaría compitiendo con las corredoras más hábiles del mundo, incluyendo a Mary Decker.

“Little Mary Decker”

La atleta estadounidense alcanzó la fama a los 14 años, tras conseguir una victoria ante la Unión Soviética en Minsk. Estableció récords internacionales en distancias desde los 800 metros hasta los 10.000 metros. La prensa la apodó como “Little Mary Decker” y esperaba con ansias verla junto a su oponente, Zola Budd. Pero la sudafricana no pensaba en ella.

Emociones reales

En realidad, lo que le preocupaba era la rumana Maricica Puică, campeona mundial. También, cómo se adaptaría a la vida olímpica, ya que se encontraba lejos de su hogar, extrañaba a su familia y no se sentía emocionalmente bien. Por eso, estaba decidida a terminar aquello.

Vuelta de 1.600 metros

La carrera de los 3.000 metros comenzó sin inconvenientes. Mary marcó el paso junto a Maricica Puică, mientras que Zola y Wendy Sly iban tras ellas. Al llegar a la vuelta de los 1.600 metros, la sudafricana pasó a la estadounidense, quien en ese instante chocó su muslo derecho contra el pie izquierdo de ella.

Final inesperado

Budd siguió adelante, sin darse cuenta de que Mary se había lesionado accidentalmente la pantorrilla. Luego, volvieron a tener contacto. Pero, esta vez, Decker cayó al suelo al tiempo que extendió su mano y arrancó el número de Zola. La joven mantuvo el equilibrio, pero las otras corredoras la pasaron y quedó de séptima.

Abucheo del público

Los espectadores empezaron a abuchear creyendo que era responsable. Según las normas oficiales, quien adelanta a otro corredor debe evitar el contacto. Por ello, parecía un acto de agresividad de su parte. Sin embargo, la atleta Cornelia Bürki, fue testigo de lo sucedido y contó lo que presenció ese día.

Versión de testigo

Según contó, Mary fue quien empujó a Zola por la espalda para evitar que la aventajara. Lo hizo mientras caía al suelo, por lo que la sudafricana intentó conversar con ella una vez finalizada la carrera.

Situación injusta

Burki dijo que vio a Budd caminar disculpándose, mientras que Mary permanecía en el piso llorando y le gritaba. En su opinión, eso pudo haber sucedido en cualquier evento deportivo, por lo que no le pareció justo culparla. Además, señaló que debió ser muy difícil para la joven enfrentar esa situación, tomando en cuenta su timidez.

Amenazas de muerte

La estadounidense la acusó no solamente en la pista. También lo hizo en una conferencia de prensa. Y, aunque luego le escribió una carta de disculpa, siguió hablando mal de ella públicamente. Eso originó que la sudafricana recibiera, incluso, amenazas de muerte. Años más tarde, volvieron a encontrarse.

Cerrando etapas

Esta vez, además de correr en el mismo escenario, tuvieron la oportunidad de conversar y conocerse mejor. Una de las razones por las que ambas decidieron hablar fue para cerrar ese triste episodio.

Diferencias resueltas

De hecho, Mary cambió el tono de su discurso. Ahora, decía que Zola no la tropezó intencionalmente. Según indicó, su escasa experiencia en competencias en grupo fue lo que la hizo caer durante la carrera.

Entrenadoras de atletismo

Zola dejó atrás su etapa como atleta olímpico. Ahora, se dedica a enseñar a otros jóvenes en la Universidad de Coastal Carolina, en Londres. Allí, se desempeña como entrenadora asistente de atletismo a tiempo completo.

Tregua deportiva

La tregua entre ambas deportistas borró el sinsabor que dejó en muchos aficionados. En ocasiones, cuando se aspira ser el mejor del mundo, alguien no juega limpio. No es común ver a atletas que prefieren la amistad antes que la victoria, sobre todo en un momento tan emotivo.

Juegos Olímpicos de Verano

A pesar de los problemas que llevaron a la guerra en la década de 1930, el deporte no se paralizó. En 1936, se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos de Verano. El velocista estadounidense Jesse Owens, fue quien tuvo la mejor actuación, al representar a su país en Berlín. En medio de todas las adversidades generadas por la ocupación nazi, obtuvo la medalla de oro.

La victoria de Jesse Owens

Owens fue un reconocido y asombroso atleta de pista y campo. En el evento deportivo de ese año, ganó cuatro medallas de oro. Además, rompió varios récords mundiales en todas las disciplinas de velocidad y fue testigo de un acto de amistad en los juegos.

Salto con pértiga

El salto con pértiga también llamó la atención en los Juegos Olímpicos en 1936. Aunque esta disciplina se practicaba desde 1896, los atletas se lucieron usando una de casi 15 pies para impulsarse sobre la barra transversal de gran altura.

Ojos sobre el escenario

En efecto, fue uno de esos saltos en la competencia de Berlín, lo que afianzó el deporte en los textos de historia. El 5 de agosto, cinco hombres clasificaron para la etapa final tras superar los 4.15 metros de altura. El evento contó con la asistencia de 25 mil personas, quienes presenciaron un espectáculo de luces artificiales al caer la noche.

Salto crucial

El estadounidense Bill Graber no se llevó ninguna medalla a casa, por no pasar el listón de 4.25 metros. Sin embargo, su compatriota Earle Meadows, consiguió una de oro con un salto de 4.35 metros. Posteriormente, falló la prueba de los 4.45 metros. Solo restaba el desempate para saber quién se llevaría las de plata y bronce.

Rompiendo las reglas

El tercer saltador de Estados Unidos, Bill Sefton, tampoco pasó la barrera en el primer intento. Faltaban los japoneses Shuhei Nishida y Suel Oe, pero ambos se negaron a competir por las medallas de plata y bronce, rompiendo así las reglas.

El japonés Nishida

¿Por qué lo hicieron? Shuhei Nishida nació en Japón en 1910. Desde su época estudiantil comenzó a saltar con pértiga y se destacó en esa disciplina. Participó en Campeonatos Mundiales de Estudiantes y en los Juegos Universitarios Internacionales. Entre 1928 y 1935, ganó una medalla de plata y dos de oro. Además, venció a sus rivales en el Campeonato del Lejano Oriente, celebrado en su país natal en 1930.

Otra de plata 

Por si fuera poco, en 1932, obtuvo otra medalla de plata en los Juego Olímpicos de Los Ángeles. En esa oportunidad, batió récord al saltar por encima de 4.2 metros. Un centímetro más que el atleta estadonidense William Miller. Compitió en 1936 siendo estudiante de ingeniería en la Universidad de Waseda y, posteriormente, trabajó en el Grupo Hitachi.

Medallista Sueo Oe

Por su parte, Sueo Oe nació en 1914. No solo fue rival deportivo de Nishida, sino también su amigo. Estudió en la Universidad de Keio y, al contrario que él, antes de los juegos de Berlín no había recibido una medalla olímpica. Tres años más tarde, se unió al Ejército Imperial Japonés, donde murió en 1941 tras ser asesinado.

Honor compartido

Debido a su amistad fue que se negaron a competir entre sí en los Juegos Olímpicos de Verano, en 1936. Preferían compartir el premio antes que ver fracasar al otro. Pero ni el público ni los encargados del evento lo permitieron, por ir en contra de las reglas.

Premio impuesto

Luego de rechazar su solicitud, los oficiales decidieron cuál de los dos miembros del equipo japonés merecía llevarse el galardón de plata y bronce. Puesto que Oe realizó dos intentos en la prueba de 4,25 metros y Nishida solo uno, le otorgaron la medalla más alta a él. Pero, los atletas no quedaron satisfechos.

“Medallas de la Amistad”

En vista que no les dieron un medallón conjunto, los atletas recurrieron a un joyero en Japón para que dividiera las insignias por la mitad. Incluso, unieron las dos mitades de plata y bronce para crear dos híbridos que llamaron “Medallas de la Amistad”.

Continuidad de la carrera

Lamentablemente, Oe murió a los 27 años, siendo miembro activo del Ejército Imperial Japonés. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Nishida continuó con su carrera de atletismo. En los Juegos Asiáticos de 1951, quedó en tercera posición. 

Cargos deportivos

Nishida también fue árbitro internacional, director del equipo de atletismo de Japón y director ejecutivo de la Federación Atlética Amateur de ese país. Asimismo, formó parte del Comité Olímpico Japonés y ganador de la Orden Olímpica en Plata en 1989. Ocho años después falleció a causa de una insuficiencia cardíaca.

¿Qué pasó con sus medallas?

La “Medalla de la Amistad” de Nishida fue donada a la Universidad de Waseda, donde se encuentra en la actualidad. La de Oe sigue siendo propiedad privada. Ambas representan la solidaridad y recuerdan que los Juegos Olímpicos pueden ser algo más que únicamente victorias deportivas.