La vida en los castillos medievales no era ni parecida a la de los cuentos de hadas

No cabe duda de que los castillos de la Edad Media son construcciones muy hermosas, cuyos paisajes sobre los acantilados son vistos hoy en día como románticos. Sin embargo, la historia detrás de esas murallas no tiene nada que ver con las leyendas que evocan a los caballeros y princesas. Más bien, las condiciones de vida de los residentes eran duras y riesgosas.

Castillos malolientes

Los castillos de esa época eran realmente malolientes, debido a que no se conseguía agua con facilidad para la higiene. La servidumbre y demás residentes de clase baja no podían asearse. Tampoco disponían de inodoros, por lo que se orinaban en cualquier lado. Ante la falta de baño, utilizaban bancos de madera con un pequeño agujero para depositar directamente las heces en un enorme pozo. El olor se percibía en todos los rincones.

Ausencia de privacidad

Esos espacios insalubres fueron construidos en plantas abiertas, razón por la cual no tenían privacidad al momento de realizar sus necesidades. Los nobles eran los únicos que contaban con habitaciones propias. El resto, compartía las áreas comunes, de trabajo e incluso las camas, por lo que dormían apiñados.

Centenares de moradores

En los castillos vivía mucha gente, dado que la realeza requería un enorme personal para el mantenimiento de semejante cantidad de metros cuadrados. Por eso, los pasillos nunca estaban solos. Nadie se atrevía a salir de esas murallas porque era menos factible ser asediados allí, que en lugares reducidos.

Cocinas inseguras

Por si fuera poco, las cocinas no eran seguras. Estaban hechas de madera y a cada rato se producía un incendio, ya que se cocinaba a fuego abierto. Eso llevó a los constructores a sustituir más tarde ese material por piedras, debido al temor de que todo se convirtiera en cenizas. Pues, era muy difícil apagar las llamas.

Luz solar

En aquel entonces, las actividades diarias comenzaban desde muy temprano. Los sirvientes debían madrugar para aprovechar los escasos rayos del sol que se colaban al interior del castillo a través de las ventanas. Estas eran diminutas y se abrían al aire.

Licor en vez de agua

A pesar de las condiciones tan miserables, nunca faltaba el licor. La mayoría lo ingería porque el agua estaba contaminada y era peligrosa para la salud. Afortunadamente, en esa época, las cervezas contenían menos alcohol que en la actualidad.

Fiestas y banquetes

Los banquetes y festines eran frecuentes en la era medieval y requerían un enorme trabajo por parte del personal. Los únicos que tenían permitido comer los alimentos preparados para la ocasión, eran los nobles y sus invitados. El rey y la reina tenían un lugar privilegiado en el comedor. El resto, se ubicaba en las sillas de acuerdo a su estatus.

Invasión de ratas

Los castillos de la época también estaban inundados de ratas. El calor, el olor a comida y las aguas putrefactas, atraían a esos animales hacia el interior. En realidad, el ambiente era propicio para cualquier tipo de animal o plaga.

Suciedad extrema

La higiene prácticamente no existía, todo estaba extremadamente sucio. Se permitió que los gatos y perros estuvieran sueltos, pero en todas partes dejaban su caca regada. Para disimular el olor, los sirvientes utilizaban hierbas aromáticas. Sin embargo no dejaba de ser un problema.

Sexo restringido

Aunque parezca increíble, los esposos solamente podían tener relaciones sexuales cuando planeaban tener hijos. Tampoco tenían muchas oportunidades teniendo en cuenta que el espacio era abierto. Incluso, se les castigaba si admitían tener pensamientos de esa naturaleza.

Horarios de sueño

En la Europa medieval, los campesinos manejaban el sueño de diferente manera. En lugar de dormir toda la noche, dividían el horario para poder trabajar, tener relaciones sexuales y compartir con los amigos. Luego, se volvían a acostar.

Prisioneros torturados

Muchas personas se convirtieron en prisioneras por razones políticas, siendo víctimas de crueles torturas. Los carceleros, solían capturar ratas que metían en canastas. Luego, las ataban a los presos para que salieran y se los comieran.

Diseño de las escaleras

Un dato curioso de los castillos medievales es que las escaleras fueron construidas en el sentido de las agujas del reloj. Este diseño dificultó la lucha de los espadachines diestros pertenecientes al bando enemigo. Las paredes de piedra bloqueaban sus golpes mientras intentaban avanzar, lo cual benefició a los defensores de esas edificaciones.

Mazmorras secretas

Muchos prisioneros fueron encerrados en mazmorras secretas en condiciones infrahumanas para que nadie los oyera. Esos calabozos eran oscuros, húmedos y estrechos, por lo que casi nadie salía vivo de allí. 

Pasajes ocultos

Los castillos medievales contaban también con pasadizos secretos que conducían a habitaciones ocultas y servían como medio de escape. Obviamente, sus fachadas estaban disfrazadas para que los enemigos no los descubrieran. El de la localidad de Warwick, en Inglaterra, tenía varios cuartos de ese tipo y una fosa para osos. Se dice que en una de sus torres aparece el fantasma de un sirviente asesinado en 1628.

Matacanes

En la parte alta de las murallas, existía lo que se conoce como matacanes o agujeros de asesinato. Ese diseño se incorporó después de las Cruzadas, con el fin de defenderse de los enemigos. Eran unas especies de salientes con una abertura en el suelo, a través de la cual dejaban caer algún objeto o aceite caliente encima de los atacantes.

Arquitectura original

En la actualidad, los castillos medievales sirven como museos o residencias de las familias reales. Pero originalmente, esa arquitectura se diseñó para proteger a los gobernantes de sus enemigos durante las guerras.

Foso o trinchera

Generalmente, la primera barrera era un foso o trinchera profunda llena de agua que rodeaba la fortificación. Estar allí no era agradable, pero en comparación con las viviendas habitadas por el común de la gente, era mucho mejor.

Casas de los campesinos

Los campesinos que trabajaban para los señores feudales vivían en casas con techos de paja. No resultaban cómodas bajo ningún clima, por lo que tanto la temporada de frío como de calor eran especialmente duras para ellos

Dormían con sus animales

A pesar de que eran estructuras pequeñas, en las noches reunían a sus animales y dormían con ellos dentro. ¿Por qué razón? Temían no encontrarlos por la mañana, debido a que los robos de vacas, cerdos y gallinas eran habituales. Pero había otro problema.

Moscas, pulgas y piojos

En ocasiones, el ganado se escapaba, lo cual afectaba enormemente a las familias. Tenerlos consigo no fue fácil porque incrementaba la suciedad. Era común la presencia de moscas, pulgas y piojos que los campesinos medievales aplastaban inconscientemente mientras dormían.

Pago de impuestos

Trabajar la tierra también resultaba un problema para la clase menos pudiente. Hasta los siervos debían pagar impuestos elevados. Si no tenían monedas, los funcionarios les exigían entregar las semillas que utilizaban para la cosecha. Eso significaba menos ingresos porque debían sacrificar sus plantaciones.

Trabajo forzado

Estas personas no tenían descanso. Cuando al fin, terminaban de cultivar sus tierras, los representantes de la Iglesia las obligaban a trabajar para ellos, sin recibir a cambio ninguna remuneración. Negarse, era considerado un pecado.

Domingos de Iglesia

El único día libre de los campesinos era el domingo, pero debían visitar la Iglesia. Además de orar, cantaban y tocaban música. A algunos niños les dieron la oportunidad de aprender a leer, por lo que a pesar de su fé muchos iban para aprovechar las lecciones.

Pasatiempo sangriento

Las salidas familiares incluían asistir a peleas de animales. La gente se aglomeraba para ver cómo los perros atacaban a los osos encadenados. Al cabo de un rato, estos mamíferos de gran tamaño eran liberados y terminaban devorando a los caninos. También se entretenían viendo peleas de gallos o algún deporte.

El fútbol era despiadado

El fútbol era un juego popular entre los medievales, pero a la vez despiadado. Los jugadores se disputaban la pelota de forma violenta y descontrolada. A menudo, la actividad ocasionaba heridos y muertos. Por esa razón, en 1363, el rey Eduardo III de Inglaterra lo prohibió bajo pena de prisión.

Violencia desbordada

Los campesinos no disfrutaban la violencia, pero diversos factores contribuyeron a que se desbordara. Por ejemplo, el hecho de que el castigo físico era socialmente aceptable, al igual que el maltrato de los maridos hacia sus mujeres. Además, la situación económica era muy precaria y había pocas opciones financieras. Eso generó muchas tensiones y problemas.

Protestas de la clase baja

Las clases con menos poder socioeconómico no guardaban silencio ante las injusticias. A pesar de no tener una educación formal, conocían sus derechos y los reclamaban mediante protestas. Sin embargo, esas actividades no tuvieron éxito y muchos de los manifestantes acabaron en la horca o fusilados.

Castigos crueles

Lo peor de formar parte de ese nivel de la sociedad, era la falta de reconocimiento de sus derechos. Bastaba que alguien los señalara con el dedo para ser castigados. Los siervos solamente recibían azotes, debido a eran valorados por su trabajo. Pero, en algunos casos, el castigo incluía mutilaciones o los enterraban vivos.

Uso del agua

El agua era un elemento muy importante en la Edad Media, por su variedad de usos. Pero, aunque parezca ilógico, lo primero que hacían los campesinos en las mañanas, era botar sus excrementos en el río, de donde se extraía el líquido para beber y los baños.

Un solo baño

En esa época, el agua corriente todavía no era un servicio, por lo que hasta los ricos pasaban tiempo sin bañarse. Según los historiadores, la situación de la clase baja era mil veces peor. Solamente se bañaban al nacer y les mojaban el cuerpo después de morir. Los que querían lavarse tenían otra alternativa.

Los pucheros

Algunos acudían a los baños públicos, conocidos en ese entonces como pucheros. Eran una tinajas grande donde se metían desnudas varias personas para cocinar. Pero esos lugares eran mal vistos porque los relacionaban con burdeles. La mayoría no iba allí por temor a contraer una enfermedad. Además, eran acechados por carteristas y ladrones de ropa.

Tiempo de culto

Los descansos estaban reservados para los domingos y festividades cristianas, pero era costumbre asistir al culto para orar. Las mujeres pertenecientes a la nobleza visitaban las iglesias con mayor frecuencia, incluso varias veces al día.

Triste infancia

Debido a las terribles condiciones de vida, era muy difícil que los bebés sobrevivieran más de seis meses. Por eso, cada año cumplido contaba como una hazaña. No había oportunidades de estudio para los niños. En lugar de ponerlos a estudiar, les asignaban trabajos menores como ahuyentar pájaros.

Papel de las mujeres

A diferencia de la opresión femenina que se vivió en otras épocas, en la Edad Media las mujeres campesinas sí tenían permitido trabajar. De hecho, tenían demasiadas responsabilidades, pero no se puede decir que por eso era una sociedad progresista.

Pan y frijoles

Las cenas familiares se preparaban con lo que había disponible. Generalmente, era pan y frijoles o algún otro alimento básico. Solamente los de las clases altas podían darse el lujo de de incluir la carne animal en el menú. 

Esperanza corta de vida

Como era de esperar, la esperanza de vida de los campesinos era más corta que la de los demás integrantes de la sociedad medieval. Los siervos vivieron en promedio 35 años, debido a las condiciones de insalubridad. La Peste Negra también influyó. En cinco años acabó con la vida de 25 millones de personas.

Chimeneas sin calefacción

Las chimeneas de los castillos no tenían capacidad de calefacción. Por el contrario, eran estructuras frías y oscuras con ventanas altas y estrechas. Se construyeron así para proteger esas edificaciones de los arqueros. Las paredes de piedra tampoco retenían el calor.